NATURAL

Esa caja de madera tallada a mano me la regaló una de esas personas importantes que han pasado por mi vida y que, debido a la distancia, hemos perdido el contacto. 

Supongo ella ni recordará ese regalo. Hace ya veinte años que nos despedimos y no hemos vuelto a vernos, con lo que los recuerdos se almacenan y muy de vez en cuando se recuperan… exactamente igual que la caja tallada. 

Estaba guardada en el altillo del armario, donde rara vez chequeo lo que hay, donde suelo colocar esas cosas que no utilizo pero que me gusta que sigan estando: una carta de mi madre cuando vivía en Londres, una foto con mi padre cuando yo tenia 15, una pulsera de hilo roída, un pendiente, un imán de Mecano…

La caja, los recuerdos, ella… todo me transporta a lo más natural de mí. Creo que voy a añadir algún objeto más y actualizarla. Y no voy a subirla al altillo. Hay cosas que no deberían dejarse en el olvido.

comparte este microrrelato

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *