OFENSOR OFENDIDO

Durante la cena, después del evento de turno, le confiesas que acabas de salir de una relación que te ha dejado tocado porque tras meses, el susodicho tuvo la desfachatez de decirte que no quería ni seguir como pareja ni perderte.

Mario ni siquiera intenta disimular su gesto rabioso para dejar patente que no está a tu lado en búsqueda de una amistad y que tu confesión ya le advierte de ese típico “estoy pasando por un mal momento”. Tú alertas su falta de hipocresía pero a partir de entonces, en lugar de alejarte, diariamente buscas su atención y la consigues.
Se añaden los miércoles en su casa viendo OT sin que evite evidenciar su atracción en ningún momento. Y aunque agradeces sus esfuerzos de inhibición, llega un día en el que la razón vence al corazón y Mario decide no seguir con este juego en el que siempre es el perdedor. Tu respuesta, que no quieres perderle, pero ante su protesta, le destierras al olvido por sentirte tú el ofendido.

Meses después le envías un mensaje como si no hubiera pasado nada pero le ocultas cierta información, que sigues con aquel susodicho que tanto daño te hizo. En realidad nunca hubo una ruptura sino miles de disputas… Lo que tú no sabes es que Mario sabe perfectamente de tu juego y a estas alturas le importas un bledo.

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