LA CAMISETA GRIS

Has decidido hace tiempo que vuestra relación se ha acabado. Has determinado unilateralmente que eso no funciona. Has sentenciado y dispuesto, así que te sientes libre y a ese chulo tremendo que seguías por redes sociales, le tiras la caña y cae en tu anzuelo. Le haces evidente tanto tu apetito sexual como tu formalidad en términos relacionales… Ha sido fácil.

Ni una semana tardas en aburrirte y decides desaparecer contestándole monosílabamente. Pero te aburres de tu propio aburrimiento y un jueves le llamas después de cenar con tus amigos. Es tarde pero él muere por verte. De nuevo, ha sido fácil. 

Sexo desenfrenado y cucharita para dormir. A la mañana te deja remoloneando mientras él se va a trabajar. Ya solo y descansado en cama ajena, te levantas, desayunas, te duchas y coges una camiseta gris de Nike que te sienta niquelada, como si fuera tuya. Te tomaste al pie de la letra su invitación: “ésta es tu casa”.

Aprovechando que son las fiestas populares, por la tarde preparas botellón con tus amigos y hablas de tu conquista. Te advierten que ese chico cada semana tiene un encuentro sexual nuevo, así que tu moralidad decide acabar con esta pseudorelación. Has determinado unilateralmente que eso no funciona. Determinas unilateralmente que esto no funciona. Sentencias y dispones, así que te sientes libre de nuevo. Sí, así de fácil, otra vez.

Vuelves a desparecer y ante la insistencia de ese fornicador incansable, le comentas lo que te han asegurado sobre él y no aceptas ninguna réplica. Muy fácil.

Ahora tienes motivo, excusa y camiseta nueva para seguir tener un nuevo objetivo… aunque realmente nunca las necesitaste.

comparte este microrrelato

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *