PUNTOS SUSPENSIVOS

Tal y como comentaba Jordi Tello en una entrevista, escribir es terapéutico, una forma de cerrar historias en nuestra vida… y como si fuera la vida un libro, voy a hacerlo, sí, para cerrar el capítulo de este año.

Y comienzo por ti. Tantos años juntos y tantos años lejos el uno del otro. Prometí que iba a hacer por verte más. Esta vez era una promesa cierta, de esas que no se prometen al aire sino a uno mismo… y la he empezado a cumplir.

Tú que estás siempre, que me recoges cuando me caigo (unas cuantas veces en este capítulo). Hemos discutido tanto y nos hemos querido mucho más. Siento lo descuidada que te he tenido. Lo estoy remediando y lo haré más y mejor aún.

Par de dos que habéis formado parte de momentos importantes de mi vida sin daros cuenta… entrasteis de puntillas en mi vida y ahora me hacéis ruido, de ese que me gusta.

A los que os fuisteis sin decir adiós, formáis parte de mí y en el cajón del cariño tengo guardados vuestros momentos con los que sonreía y sigo sonriendo. A ti que te fuiste diciendo adiós, refunfuñando… también te tengo en ese cajón, también sonrío… quizá en el próximo capítulo escriba un “hola” de tu parte.

Tú que te has convertido en mi otra parte, que si ya te quería, te quiero mejor. Nos hemos deleitado con nuestros dramas personales y nuestras alegrías efímeras, nuestros llantos y nuestras múltiples carcajadas. Con nadie mejor que contigo para reírnos juntos de nosotros mismos.

Si tengo que ser frío conmigo mismo, diría que no confío en ti… pero quisiera decirte muchas más cosas de las que imaginas. Quisiera darte una oportunidad más, quizás porque quiero dármela a mí mismo… ya ves, egoísta que soy.

A todos los que comenzasteis teniendo un papel pequeño en este capítulo y cuyos momentos de protagonismo han acabado alcanzado cotas insospechadas para mí… qué sorpresas más bonitas habéis sido. Escribiremos juntos partes del capítulo siguiente de mi libro.

Si en este capítulo, sin embargo, no has tenido tantos párrafos protagonistas, pregúntate a ti mismo el porqué y si no alcanzas la respuesta, pregúntame y lo solucionaremos juntos.

Quizás cerrar lo que es cerrar debería hacerse de otro modo… o quizás no… porque yo creo que ciertas historias no se merecen un punto y final. Se merecen puntos suspensivos y un “continuará”.

comparte este microrrelato

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *