EL RESETEO

Debí disfrutar varios veranos y varias navidades. Debí superar varias veces los antihistamínicos. Debí imponerme a varias vueltas al cole. Debí, en definitiva, recorrer varias series completas a las estaciones anuales para darme cuenta. Ni uno ni dos años fueron suficientes.

Y no es que sea yo de lentos reflejos… pero esta vez me costó más de lo que yo hubiera predicho.

Era hora de hacer reseteo, de ese que de ciento en viento la vida te suplica realizar pero que tú decides omitir, de ese que es necesario y doloroso a la vez.

Era hora de aprender a avanzar y tras varios intentos fallidos por emprender borrón y cuenta nueva en el mismo libro, no era más que capítulos de la nueva temporada de la misma telenovela.

Debí caer en los mismos errores de los que me había quejado, los mismos por los que yo había reprochado. Debí aceptarlos y aceptarme, debí perdonar y perdonarme.Y no es que fuera yo de obsesiones repetitivas… pero esta vez el reseteo fue la única y mejor manera de comenzar de nuevo.

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