Diez años en mi iCloud. Diez años en fotos que he ido acumulando, a veces amontonando sin más. Diez años en los que el espacio no da para más y me obliga a seleccionar, desechar y pasear por las galerías que ocupan los gigas de mis recuerdos.
Hoy ya no hay lugar para una foto más entre esas superficiales y aquellas más formales. Y no por decisión propia voluntaria, más bien por una cuestión de obligatoriedad tecnológica, decido borrar lo que no es necesario guardar.
Repaso la inauguración de esa oficina tan chic donde trabajé, con una decoración exquisita y tanta frialdad como indisimulado postureo. Varias fotos duplicadas y varios espacios recuperados tras el borrado.
Ese viaje a Roma, esos eventos madrileños y esa playa. Me hacen sonreír sin nostalgia.
Las imágenes de mi perro, las que hacen detenerme en cuánto se puede añorar y extrañar a quien ya no está cambiando la sonrisa por humedad ocular.
El valenciano, el asturiano, el americano y demás. Historias que fueron historietas baratas aunque en su momento parecieran novelas extraordinarias. Eliminar. Sin más. A veces hay que colocar a cada uno en su sitio.
Diez años en mi iCloud. Diez años de repaso, de reubicar. Gigas que mantener, ligas que limpiar..